viernes, 18 de mayo de 2012

Tiempo para negociar

Tiempo para negociar
Caras largas esta semana a la Generalitat.
Caras de preocupación y poco estimulantes, aunque el presidente Artur Mas ha dado la cara para anunciar el tercer ajuste, que cree que se produce por los errores del pasado y del actual gobierno central.
Es un mérito personal de Artur Mas dio la cara en unos momentos de descontentos generalizados.
Es fácil poder romper la cara a los mandatarios que se exponen a la luz pública, tal como se ha visto en las últimas elecciones de toda Europa.
Sólo hay que ver los pies de plomo con que todos los dirigentes europeos, comenzando por Merkel y Hollande, que iniciaban esta semana su relación evitando discrepar en público, o el propio presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que evita consensos con el oposición, entre otras cosas porque no lo puedan ligar a compromisos de futuro que no podría cumplir.

Hace un año y cuatro meses que Artur Mas desde la Presidencia de la Generalitat no promete nada.
Sabedor de que lo único que puede vender es humo para que los márgenes actuales catalanes son muy limitados.
Hasta ahora en CiU no le ido mal, como se vio en las elecciones municipales, no prometer nada que no se pueda cumplir.
Es de agradecer que haya políticos que no engañen.
Pero un día u otro se han de examinar electoralmente y es entonces cuando son valorados por el trabajo hecho.
El ciudadano, según las encuestas, está cansado de promesas y quiere hechos aunque el político sea de su cuerda.
Artur Mas tiene un recorrido largo de legislatura que puede aprovechar para negociar con el Estado.
Debería ser la principal tarea de legislatura.
El Estado vive en crisis y el gobierno central tiene como temor principal una intervención de la Unión Europea, pero a pesar de todo ello, el Estado es fuerte y tiene herramientas y buenos negociadores difíciles de batir.
En este sentido, hace años que Cataluña abre.
Los catalanes deberíamos tener los mejores negociadores y saber que en Madrid y en nombre del Estado hay hábiles y buenos negociadores y que sólo los podemos rebatir elevando la categoría de nuestros interlocutores.

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